Defensa del Patrimonio Histórico Ferroviario
Valladolid posee un importante Patrimonio Histórico Ferroviario. No en vano, ya en 1861 la
Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España
decidió ubicar en esta ciudad sus Talleres Generales, los más antiguos de España, que siguen desempeñando
la misma función desde entonces, aunque recientemente hayan cambiado de ubicación.
Además de lo anterior, la citada Compañía construyó en Valladolid el Depósito de Locomotoras
en forma de herradura, pionero del mundo en su género, y, probablemente, el único que se conserva actualmente
con esa forma.
Este edificio no se ha valorado suficientemente en nuestra ciudad porque su población
no lo conoce, ya que el acceso al mismo estaba restringido a las personas que allí trabajaban. Esto hace necesaria
una buena labor de difusión en la que nosotros pretendemos participar.
También forma parte del Patrimonio Ferroviario de Valladolid el enigmático Arco de Ladrillo,
la estación la Esperanza, que es nuestra sede, la báscula de los antiguos talleres, muchas naves de los mismos, etc.
Lo anterior se refiere únicamente al patrimonio inmobiliaro, pero hay mucho más, y ASVAFER no
puede permitir que se pierda: locomotoras, vagones, coches, herramientas, instrumentos de medida, maquinaria de vía, documentación y un largo etcétera.
Todo este Patrimonio debe ser suficientemente apreciado y valorado, por ello ASVAFER
colaborará en las acciones que vayan encaminadas en esa dirección, tales como la creación de un museo ferroviario en Valladolid localizado en el Depósito de Locomotoras.
El Depósito de Locomotoras de Valladolid
El Depósito de Locomotoras de Valladolid fue pionero en su época. Diseñado
en 1863 por el ingeniero francés Théophile Luc Ricour, que llegó a ser director de la École National des Ponts et Chaussées. Fue el primer depósito de
locomotoras proyectado con forma de herradura en vez de forma
completamente circular. Esta forma tiene la ventaja de que puede ser ampliado
fácilmente según las necesidades van aumentando. De hecho así ocurrió y en años
posteriores se amplió tanto por los extremos como por detrás. Actualmente es,
con bastante seguridad, el único que queda en el mundo con esta forma, ya que los
demás fueron destruidos durante las guerras del siglo XX. Además, debido a las sucesivas
reformas que ha tenido, esta rotonda es una representación de la Arquitectura Industrial de diferentes épocas.
El depósito de tracción vapor de Valladolid, con sede en este edificio, fue uno de los depósitos de
vapor más importantes de España, llegando a tener asignadas hasta 110
locomotoras. Estuvo en actividad hasta mediados los años 60 en que el declive de
la tracción vapor propició su cierre, como el de otros depósitos, ya que los
sistemas de tracción actuales (eléctrico y diesel) no requieren tantos trabajos
de mantenimiento como el vapor.
Actualmente este edificio está catalogado como bien protegido, sin embargo, está muy mal conservado y se está deteriorando mucho.
Durante varios años hemos estado organizando exposiciones
con el fin de que la población de Valladolid conozca el Depósito de Locomotoras
de Valladolid, un edificio pionero en su tiempo y extraordinariamente singular que podría ser la ubicación ideal para un museo del ferrocarril, en una ciudad que le debe tanto a dicho medio de transporte.
En la galería siguiente pueden verse diversas fotografías del depósito de locomotoras cuando aún se conservaba la cubierta.
En las vistas aéreas puede apreciarse, aún más si cabe, la grandiosidad de esta construcción.
Actualmente, sin cubierta, la estructura del edificio se está degradando muy rápidamente.
El Arco de Ladrillo
También forma parte de nuestro patrimonio el Arco de Ladrillo de 23 metros de luz, inicialmente llamado Arco de la Estación, que puede considerarse la primera construcción ferroviaria de Valladolid.
Esta construcción es emblemática, entre otras cosas, por lo enigmático de su origen, sobre el que hay diferentes hipótesis, que incluso pueden no ser incompatibles:
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Según el profesor Nicolás García Tapia, académico de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid y reconocido investigador de la Historia de la Ciencia y la Técnica, posiblemente su origen esté en la tradición de señalar la entrada de los caminos de la ciudad por medio de puertas monumentales. Para confirmarlo, cita el folleto editado por el Ayuntamiento, y escrito por el secretario del mismo,
D. Pedro Caballero, que descibe la visita de Isabel II a la ciudad el 23 de julio de 1958. La frase textual del folleto dice:
...el hermoso arco que ha de dar entrada a la Estación del Ferrocarril del Norte,...
Por establecer una comparación, y salvando muchas distancias, sería como la Puerta de Alcalá en versión ferroviaria.
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Leyendo artículos periodísticos y otros documentos de la época, cobran fuerza otras hipótesis, que no necesariamente contradicen la anterior. En
El Norte de Castilla del 6 de julio de 1858 se encuentra el siguiente párrafo:
Por otra parte, el Manual Histórico y Descriptivo de Valladolid con Guía del Ferro-carril del Norte (1861) en su página 361 contiene el siguiente texto:
Esto apoyaría otra de las hipótesis, que sugiere que la cimbra del Arco de Ladrillo sirvió para construir arcos de otros puentes, como el del Duero en Viana de Cega.
Lo que parece indudable es que el Arco fue construido en la primera mitad del año 1858, ya que los terrenos para la
construcción del ferrocarril fueron cedidos el 17 de diciembre de 1857, y el periódico El Norte de Castilla ya lo menciona en
su edición del 6 de julio de 1858, citada más arriba. Por tanto, su construcción es
anterior a la llegada del ferrocarril, que tuvo lugar en 1860. Así, en alguna de las imágenes de la galería siguiente se puede apreciar el arco sin vías.